sábado, 29 de noviembre de 2014

¿Qué es Fascismo?

Fascismo fue un movimiento político y social creado por Benito Mussolini, tras la finalización de primera guerra mundial. El movimiento fue Totalitario y nacionalista, cuya doctrina es similar a lo de Hitler. El mismo Hitler se inspiro de Mussolini.



surgimiento del Fascismo Italiano


El sentimiento de amenaza que generaba la gran movilización del pueblo italiano provocó la organización de un movimiento contrarrevolucionario. En 1919, Benito Mussolini creó en Milán los denominados Fasci Di Combattimento, una organización paramilitar integrada por ex combatientes y exaltados nacionalista que se dedicaban a atacar sindicatos, periódicos, a militantes de izquierda y todo aquello que se presentara el “el peligro comunista”. Su programa proponía reformas económicas, sociales e institucionales, exaltando la violencia como método para sostener sus ideas; rechazaban a los partidos políticos tradicionales, tanto socialista como liberales. Los fascistas se presentaban como el antipartido y como una alternativa a la revolución bolchevique, idea que resultaba atractiva para la burguesía industrial , que deseaba poner fin al movimiento obrero, y para los nacionalistas, a los que se les ofrecía una retorica de ambiciones imperiales y gloria nacional. En sus comienzos, el éxito fue escaso los edherentes al nuevo movimiento fueron pocos y solo tuvieron presencia en la cuidad de Milán y sus alrededores. No obstante, lo que se había iniciado como un fenómeno urbano, limitado por centros industriales, comenzó a extenderse por zonas rurales y las pequeñas ciudades de las regiones de Toscana, de Emilia y del valle Po. La división del partido socialista Italiano en dos corrientes termino de favorecer al nuevo movimiento, que no encontró ninguna oposición unificada. A pesar de la retórica antipartido de los Fasci, a fines de 1921 se organizó el Partido Nacional Fascista (PNF), que tuvo un crecimiento muy rápido ya que en su primer año de vida conto con 250.000 afiliados y se constituyó en el principal partido político de Italiano. Entonces, los sectores liberales, al ver este poder de convocatoria negociaron con los fascistas para las elecciones de 1921, y así fue fue como los simpatizantes de Mussolini accedieron al Parlamento.

  La Instauración de la dictadura

En 1922, los fascistas organizaron una marcha sobre Roma con la finalidad de forzar la renuncia del gobierno e impulsar el nombramiento de Benito Mussolini como primer ministro. En ella se movilizaron miles de escuadristas, financiados por los grandes industriales de Milán, vestidos con sus características “camisas negras”, mientras Mussolini esperaba el desenlace de los acontecimientos. El primer ministro, Luigi Fasta, le solicitó al rey Vittorio Emanuele la declaración del estado sitio para detener la marcha, pero el monarca se opuso a la medida argumentando que el impedimento podía ocasionar el desencadenamiento de una guerra civil. En este contexto de debilidad del gobierno, el 28 de octubre, 26.000 fascistas hicieron su entrada triunfal en la capital Italiana. Además de que nadie se los impidió, contaron con el beneplácito de amplios sectores del ejército. La marcha sobre Roma fue usada como arma de presión contra el estado y, de hecho, se le exigió un gobierno mínimo un gobierno con un mínimo de seis ministros fascistas. La insurrección fascista no se limitó a ese acontecimiento sino que en muchas ciudades ocuparon edificios gubernamentales, de correros y estaciones ferroviarias. Todos estos acontecimientos demostraban el significativo aumento apoyo a Mussolini. El 29 de octubre, después de la aplastante muestra de los fascistas, el rey le otorgó el gobierno a Mussolini y le encomendó la formación de un nuevo gabinete. Los acontecimientos posteriores demostraron que marcha sobre Roma el primer paso hacía la destrucción del Estado Liberal y la instauración de un Estado totalitario.

  Los comienzos del régimen Fascista

Durante los primeros meses, Mussolini actuó con cautela, respetando tanto a la autoridad del rey como los mecanismo instituciones. Su gabinete estaba integrado por fascistas, pero también por liberales, demócratas y nacionalistas. No obstante, desde 1922 Mussolini fue construyendo el nuevo estado Fascista, como jefe del gobierno político. Durante los primeros meses de su gobierno impulsó medidas para quitarle autonomía al PFN y obtener, así su control dentro de estas, podemos mencionar la creación del Gran Consiglio, presidido por él mismo y aconpañado por los máximos dirigentes partidarios. Este nuevo órgano no solo asumió la dirección partidario sino que se convirtió en un “gobierno sombra” desde el cual se prepararon leyes que pusieron en marcha la democracia parlamentaria. La primera de ellas fue la instauración de la milicia voluntaria para la seguridad nacional, coloco legalmente a los fasci combatimiento bajo el mando directo del jefe de gobierno. Esto le permitió a Mussolini mantener una política ambigua entre el respecto por la institucionalidad de la democracia liberal y el accionar violento de estos grupos, que utilizaba según su conveniencia. El Gran Consiglio también aprobó una reforma electoral, la ley de Acerbo, que otorgaba a la lista más votada los dos tercios de los representantes en el parlamento. En las elecciones parlamentarias de 1924, que se celebraron en clima de intimación y violencia denunciada por los partidos socialistas y comunistas, el PNF fue el gran triunfador. Al inaugurarse las sesiones del nuevo parlamento, el diputado socialista Giacomo Matteotti realizó una crítica demoledora del fascismo, que tuvo una amplia repercusión en toda Italia. Al los pocos días, Matteotti fue secuestrado en pleno centro de la cuidad de Roma y su cadáver apareció dos meses después. La situación, además, provocó un aceleramiento en la implementación de la dictadura: El primer paso fue impedir por la fuerza a socialistas que ocuparan sus escaños en el parlamento. A pesar del aumento de la actividad de los opositores, el régimen logró subsistir con el apoyo del accionar violento de los Fasci di combattimento.

  La instauración de la dictadura.

A partir de 1925, el fascismo inició una etapa de transformación del sistema político italiano en un nuevo régimen del partido único. Los cambios se llevaron a cabo de una forma legal, por medio de la aprobación de una seria de leyes –conocidas como “leyes fascistísimas”- por parte del parlamento, dominado por los fascistas. Estas leyes establecieron la supresión de los partidos políticos, de los sindicatos y de la libertad de prensa. Estos derechos políticos fueron reemplazados por una estructura corporativa que subordinaba la iniciativa individual al interés nacional, determinado por Mussolini. Además, se abolió la cámara de diputados y se la sustituyo por la Cámara de Fascios y de la corporaciones. El nuevo régimen corporativo tenía como objetivo eliminar la lucha de clases a partir de la intervención del estado. Para ello se crearon corporaciones por ramas de actividad (transporte, minería, agricultura) integradas por representantes de patrones y obreros, con la estricta supervisión de los funcionarios gubernamentales que decidían sobre los salarios y cuotas de producción. Por otra parte, si bien el PNF fue el único partido político autorizado, se convirtió en un mero instrumento propagandístico, útil para disciplinar a sus militantes. Los opositores, en tanto, fueron perseguidos por una nueva policía secreta y juzgados por un tribunal especial encargado de delitos políticos. En el plano económico, el fascismo sostuvo, al principio, una política económica liberal favorable a las grandes empresas, pero , a partir de 1925, se volcó a una política intervencionista. Con un gran despliegue propagandístico impulsó un conjunto de iniciativas presentadas como “batallas”: la “la batalla de trigo”; la reevaluación de la lira a costa de reducir los salarios en un 20%; un proyecto para poner en producción zonas pantanosas en el valle del Po, etcétera. Tras la crisis de 1929, la intervención del Estado en la economía aumentó y se optó por la autarquía. Se fomentó la concentración industrial y, en 1933, se creó el instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI) destinada a canalizar las inversiones del Estado hacia industrias de valor estratégico.

  Adoctrinamiento y control social.

El estado fascista aspiró a controlar la cultura, las actividades de la población y hasta su forma de pensar. Para ello, puso bajo su control los medios comunicación (prensa, radio y cine) mediante el ministerio de propagan y el de Cultura Popular. Una de las principales preocupaciones eran los jóvenes, por lo que le otorgó una gran importancia a la educación. Los maestros fueron obligados a impartir clases vestidos con camisas negras, y los profesores universitarios debieron jurar fidelidad al régimen. De esta manera, los docentes fueron transformados en funcionarios transmisores de consignas políticas, difundidas a través de los textos escolares que reflejaban la construcción mítica de Mussolini. Asimismo , los niños y jóvenes entre 4 y 18 años debían forma parte de organizaciones juveniles controladas por el partidos. Se intentaba forja al Italiano nuevo en las virtudes militares de la disciplina y de la obediencia. Para tratar de moldear el modo de vida de Italianos, el régimen fascista implementó una política que defendía la natalidad la natalidad y reforzó el papel de esposa y madre.

  La relación con la iglesia católica.

Para el régimen fascista, ganar el apoyo católicos, que miraban con desconfianza la ilimitada intervención del Estado sobre educación y la vida cotidiana de los italianos, constituyo un tema central. Si bien Mussolini era un ateo declarado que muchas veces había manifestado abiertamente su anticlericalismo, inició un proceso de acercamiento con la iglesia católica, que le serviría para afianzar su poder. En 1929 se firmaron los tratados de Letrán, que pusieron fin al litigio entre el Estado Vaticano y Iglesia y que establecían el que gobierno reconocía la soberanía del Estada Vaticano y declaraba al catolicismo como religión oficial del Estado italiano. De este modo, la iglesia católica obtenía ventajas en materia educativa, como la obligatoriedad de la materia religión en las escuelas primarias y secundarias. Así, en 1931, el Papa Pío XI dio su aprobación al régimen, incitando a los católicos a participar en él.

  Política exterior.

La política de Mussolini estuvo orientada hacía la construcción de la imagen internacional de Italia como una potencia militar y colonial. Por ello, a partir de la década de 1930, comenzó a expandirse fuera de Europa. Italia aspiraba a incluir en sus colonias el territorio de Abisinia, pero el proyecto había culminado con una fracaso. En 1935, en cambio la victoria acompaño a las tropas fascistas, que lograron conquistar ese territorio y parte de Somalia, fundando la colonia de África oriental italiana. Además, en 1939 conquisto Albania y comenzó a reclamar los territorios de Túnez , Niza, y Saboya, que estaban en poder de Francia. Estas conquistas y reclamos se fundamentaban con el eslogan de la recuperación de la tradición imperial romana y si ideal de convertir el mar Mediterráneo en un “lago romano” como en los tiempos de mayor esplendor del imperio romano. Este accionar de Mussolini conto con el apoyo de Hitler, situación que acercó a ambos líderes totalitarios. La guerra civil española (1936-19398), en la que Italia participó apoyando a las fuerzas de Franco- cuyas simpatías con los regímenes totalitarios era explícitas, le ofreció al fascismo italiano la oportunidad de intervenir en un conflicto internacional exportando la imagen de gran potencia.

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